sábado, 18 de febrero de 2017

LA BIBLIA


La Biblia es considerada un "libro sagrado" por varias de las religiones de occidente, pero no todo el material que contiene es de carácter religioso, (incluye genealogías, censos, leyes civiles, actos administrativos, etc.) sino que tiene valor histórico y literario. Es un conjunto de libros cuyo número varía según el canon.
La palabra "Biblia" viene del griego "Bibliae" plural de "Biblos", que significa libros o rollos de papiro. Su título es una mala traducción, con un nombre femenino singular, se designa a un conjunto de libros (a un neutro plural), tal vez porque ayuda a mantener la idea de unidad. A este conjunto de libros que los cristianos llaman "sagradas escrituras", son un total de setenta y tres, están divididos entre Antiguo y Nuevo Testamento. 
Además se les ha dado el nombre de Libros canónicos (del griego canon: instrumento para medir, norma o regla de conducta en el orden moral) para designar los libros que la fe y la tradición reconocieron como inspirados y santos. No todos los libros del Antiguo y Nuevo Testamento fueron señalados desde el primer momento por la Iglesia como canónicos. Por eso se dicen protocanónicos los reconocidos primeramente y deuterocanónicos los que lo fueron más tarde. El vocablo canon tiene origen del griego kanon que es de origen semítico. En el hebreo la palabra qaneh que significaba caña, la que era utilizada por albañiles y carpinteros como una regla para tomar medidas. En la era cristiana, adquirió un sentido metafórico para referirse a las normas de fe y doctrinas.
Tres lenguas han sido usadas en la composición de la Biblia, ellas son el hebreo, arameo y griego. El hebreo es de origen semita, su sistema de escritura no representa las vocales, en una época posterior, se inventaron signos gráficos para designarlas.
 HEBREO
 El Antiguo Testamento fue escrito en casi su totalidad en hebreo. El hebreo pertenece a la familia de las lenguas semíticas, que geográficamente cubrían desde el Mar Mediterráneo hasta las montañas al este del valle del río Eufrates, y desde Armenia (Turquía) en el norte hasta el extremo más austral de la península de Arabia. Se distinguen como sureños (arabe y etíope), orientales (acadio) y noroccidentales (arameo, siríaco y cananeo). Entre las lenguas cananeas destacan: el hebreo, fenicio, ugarítico y moabita. El alfabeto hebreo, llamado alefato, consta de veintidós consonantes y carece de vocales. La inclusión de vocales (para ayudar a preservar su pronunciación) fue hecha por los masoretas en el siglo V d.C. Ejemplo: El vocablo original utilizado en Éxodo 3 con el cual Dios se revela a Moisés es YHWH, que posteriormente se escribió como Yahweh. En versiones protestantes se utiliza Jehová, que es la transcripción castellana del nombre de Dios. El hebreo, como todas las lenguas semíticas, se escribe de derecha a izquierda.
ARAMEO
 Pequeñas porciones fueron escritas en arameo: Esdras 4:8-6:18; 7:12-26; Daniel 2:4-7:28; Génesis 31:47 y Jeremías 10:11. Se desconoce su origen, pero se sabe que se usó desde tiempos antiguos y se cree que se introdujo entre los judíos, de forma gradual, en el período del exilio babilónico y se continuó usando hasta el período romano. En tiempos de Jesús, el idioma popular en Palestina era el arameo. Pero el idioma comercial e internacional era el griego, el cual ayudó a la rápida expansión del Evangelio.
GRIEGO
El griego clásico, en su apogeo entre los siglos V y IV a.C., destaca como idioma por su riqueza y sutileza en la expresión de ideas y conceptos filosóficos. Con las conquistas de Alejandro Magno se difunde la cultura helénica y la lengua griega, llegando a ser el idioma internacional de la época. Aunque el idioma multicultural no viene a ser el griego clásico sino el griego koiné (común) que es una variante del original, pues se populariza y simplifica, pero mantiene gran parte de su riqueza que ayudará a expresar los fundamentos teológicos del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento casi en su totalidad fue escrito en griego koiné, pero con algunos matices semíticos por la influencia judía de sus autores. Probablemente, el Evangelio de Mateo haya sido originalmente escrito en arameo y posteriormente traducido al griego. El griego es una lengua indoeuropea y reproduce los sonidos consonantes y vocálicos. Se escribe de izquierda a derecha.
Los rollos se guardaban en grutas, cuevas o bajo tierra, estando expuestos al deterioro provocado por la humedad. Esa fue la razón por la que posteriormente se comenzara a usar el pergamino, elemento más consistente, de cuero animal; con este procedimiento se fabricaron los primeros libros o códices. Los manuscritos que se poseen actualmente son los del llamado "texto masorético" Los masoretas fueron eruditos judíos que se dedicaron a la fijación del texto.
El canon hebreo fue el de los judíos de Palestina que no admitieron los libros llamados "apócrifos" que son los que se consideran dudosos, en cuanto a su inspiración, aunque los admitieron como lectura edificante. Los hebreos consideraron inspirados sólo a treinta y nueve libros del antiguo testamento. En este canon el criterio que utilizaron para ordenar los libros fue cronológico, pero no es seguro que se haya logrado. En la primera parte del canon aparece el Torá o Ley, parte en la que coinciden todos los cánones; en la segunda parte, Primeros o Nebium; y en la tercera, los llamados "Escritos" o Ketubiim.

La mayor división que encontramos en la Biblia es entre Antiguo y Nuevo Testamento, el vocablo "testamento" es una mala traducción de la palabra griega "diatheke"; ésta debería significar pacto o alianza, antiguo o nuevo pacto. Esta literatura se sustenta justamente en estas alianzas, que eran una especie de acuerdo entre Dios y el pueblo hebreo, a través de un representante; fundamentalmente encontramos tres. En primer lugar, la llamada "antigua alianza" que es la realizada entre Yahvé y Abraham en representación del pueblo. Dios se comprometía a brindarles protección y ayuda constante, la tierra prometida, una descendencia muy numerosa y señorío sobre las demás naciones. El pueblo hebreo por medio de Abraham, se comprometía a la fidelidad y aceptación de la voluntad divina. Cada alianza necesitaba de una demostración de acuerdo, y ésta era por medio de la sangre. En este caso, el rito, era la circuncisión, por medio de la cual se selló el pacto.
La segunda alianza es la realizada entre Yahvé y Moisés en el Monte Sinaí, en ésta se ratifica la primera y el sello de dicha alianza fue por medio de un cordero. La tercera sería la realizada entre Dios y la humanidad, cuyo representante fue Jesús. Este pacto habría sido confirmado mediante la crucifixión de Cristo, su derramamiento de sangre.



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